Desarrollo del tema LA POLÍTICA EXTERIOR DEL SIGLO XVII

El siglo XVII aparece ante nosotros como una época crítica para los intereses hispanos. Frente al esplendor de la centuria anterior, la Monarquía Hispánica conocerá los rigores combinados de la decadencia política, de la pérdida de población, del decrecimiento económico y de la parálisis social.
En este contexto tan negro, los reyes del siglo no mostrarán las capacidades de sus antecesores, teniendo que recurrir al auxilio de los validos, de mayor o menor competencia. Aparte de los negros augurios en el interior, y muy íntimamente relacionados con ellos, España tendrá que hacer frente a las dificultades de la política exterior, con tres objetivos claros: el mantenimiento de la hegemonía ganada en la centuria anterior, la defensa del catolicismo frente a la embestida de la ola protestante y la conservación del monopolio americano. Los medios para ello serán los ya puestos en práctica desde los tiempos de los Reyes Católicos; la diplomacia y la guerra. Dependiendo del momento, de la posición de España en el contexto internacional, de la personalidad de reyes y validos… primará una u otra política. Hagamos un repaso por reinado:
  • Cuando FELIPE III sube al trono, la monarquía, agotada por falta de recursos y enfangada en múltiples frentes bélicos, opta por una momentánea política apaciguadora, que se concreta en las treguas que se establecen con Inglaterra (Paz de Londres de 1604), Países Bajos (Tregua de los Doce Años, 1609-1621) y mediante la política matrimonial con Francia. En los años finales de su reinado, el estallido de la Guerra de los Treinta Años modificó su política, hecho que heredará su sucesor.
  • FELIPE IV sube al trono en 1621, tras años después del inicio del conflicto mencionado. Rápidamente España se ve de nuevo inmersa en guerras contra los Países Bajos, Inglaterra y Francia, en un contexto de crisis económica y financiera que obliga al valido del rey, el conde-duque de Olivares, a poner en marcha el proyecto de la Unión de Armas, para que Castilla no afrontase sola los gastos, humanos y económicos, de tales conflictos. Y esto explota en 1640, con las rebeliones de Portugal y Cataluña, que obliga a la monarquía a convivir con guerras en el exterior y en el interior. Poco después, el final de la Guerra de los Treinta Años, concretado en la Paz de Westfalia, en 1648, ratificaba la pérdida de la hegemonía continental para España, la asunción de esta por Francia y la independencia de Holanda. La posterior Paz de los Pirineos (1659) supuso la pérdida de nuevos territorios europeos.
  • En 1665 subía al trono CARLOS II, a punto de cumplir cuatro años de edad, por lo que tuvo que establecerse la regencia de su madre, Mariana de Austria. La pérdida de nuevos territorios europeos y la definitiva independencia de Portugal, en el exterior, se vieron acompañadas, al final de su reinado, por el planteamiento del conflicto sucesorio, que derivaría en la Guerra de Sucesión del siglo siguiente. Fue el último rey de la Casa Habsburgo en España.


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