Análisis y comentario de un texto de Floro acerca de las Guerras de Augusto contra Cántabros y Astures
"En Occidente, casi toda Hispania estaba pacificada, a excepción de la parte que toca las últimas estribaciones de los Pirineos y que baña el océano Citerior. En esta región vivían pueblos valerosísimos, los cántabros y los astures, que no estaban sometidos al Imperio. Fueron los cántabros los primeros que demostraron un ánimo de rebelión más resuelto, duro y pertinaz. No se contentaron con defender su libertad, sino que intentaron subyugar a sus vecinos los vaceos, turmogos y autrigones a quienes fatigaban con frecuentes incursiones. Teniendo noticias de que su levantamiento iba a mayores, César no envió una expedición, sino que se encargó él mismo de ella. Se presentó en persona en Segisama e instaló allí su campamento. Luego dividió al ejército en tres partes e hizo rodear toda Cantabria, encerrando a este pueblo feroz en una especie de red, como se hace con las fieras (...).
Los astures por ese tiempo descendieron de sus nevadas montañas con un gran ejército (...) y se prepararon a atacar simultáneamente los tres campamentos romanos. La lucha contra un enemigo tan fuerte, que se presentó tan de repente y con los planes tan bien preparados, hubiera sido dudosa, cruenta y ciertamente una gran carnicería, si no hubieran hecho traición los brigicinos (...). Estas luchas fueron el final de las campañas de Augusto y el fin de la revuelta de Hispania"
Floro, Compendio de la Historia de Tito Livio.
Nos encontramos ante un texto histórico de fuente secundaria, ya que el autor lo escribió dos siglos después de suceder los hechos narrados, de naturaleza historiográfica, pues Floro es historiador y escribe con la intención de dar a conocer unos hechos que tienen que ver con la Historia de Roma, y de tema político, pues narra acontecimientos que tienen que ver con el desenvolvimiento de la historia política de Roma.
El autor, Floro, es un historiador latino del siglo II d.C., conocido por el libro del que analizamos el presente texto y que supone una fuente imprescindible para conocer la obra de otro historiador latino, Tito Livio. El hecho de que sea romano, aunque nacido en el norte de África, nos previene acerca de su imparcialidad a la hora de encarar los temas tratados.
Los hechos narrados, las Guerras Cántabras, acaecieron entre los años 29 y 19 a.C. y suponen la última etapa de un proceso más extenso, la conquista romana de la Península Ibérica. Asimismo, la extensión temporal de esta conquista nos habla de la desigualdad espacial y cronológica del otro gran proceso que podemos analizar, la romanización.
En el texto podemos destacar una idea central, esto es, las Guerras Cántabras, asi como otras que la completan o explican:
- El norte de la Península Ibérica no depende de Roma
- Allí habitan cántabros y astures, que hostigaban a los pueblos vecinos, sí sometidos a Roma
- Roma decide intervenir y envía sus legiones al mando de Octavio
- Vence primero a los cántabros y, después, a los astures.
- Toda Hispania está ya pacificada y sometida.
Este texto nos describe las Guerras Cántabras, última fase del proceso de conquista de la Península Ibérica por parte de Roma. Pero, ¿por qué comenzaron y culminaron los romanos el dominio de un territorio como el peninsular? En principio, dos causas parecen las más acertadas:
- la fuerza expansiva de Roma, que ya había rebasado sus límites peninsulares en la I Guerra Púnica;
- y la atracción como fuente de materias primas (agrícolas y mineras) que ofrecía nuestra península.
Además, la Península Ibérica estaba habitada en aquellos momentos por una serie de pueblos (iberos y celtas) desunidos cuando no enfrentados entre sí.
Si a ello unimos la pretensión de los cartagineses por hacerse con el dominio territorial de la Península tenemos conformado un mosaico de causas que explican el proceso de conquista romana.
En el año 218 a.C. los romanos desembarcaron en Emporion. Respondían así a la llamada de sus aliados, los habitantes de la ciudad de Sagunto, que se habían visto atacados por los cartagineses en su intento por dominar todo el territorio peninsular.
Este desembarco militar inicia un proceso que durará 200 años (no concluirá hasta el año 19 a.C.) y que podemos dividir en varias fases:
- 218-202 a.C. Control de las costas sur y oriental de la Península en el contexto de la II Guerra Púnica y mediante enfrentamiento militar con los cartagineses.
- 202-154 a.C. Dominio progresivo de la mitad oriental de la Península (pueblos iberos) sin apenas enfrentamientos directos con sus habitantes.
- 154-133 a.C. Control de la Meseta mediante luchas frente a pueblos como los lusitanos, arevacos y vacceos. Destacan el caudillo lusitano Viriato y la resistencia de la ciudad de Numancia.
- 29-19 a.C. Guerras contra cántabros, astures y galaicos que permiten dominar las costas cantábricas.
¿Por qué transcurrieron tantos años entre el inicio y el final de la conquista? Debemos tener presente los intereses romanos y las dificultades de comunicación que presenta la Península. La zona inicialmente conquistada era la más atractiva para los intereses romanos, pues presentaba ya modificaciones introducidas por los colonizadores griegos y fenicios (escritura, moneda), además de ofrecer amplios recursos mineros y agrícolas; por el contrario, el interior peninsular, de orografía más dificultosa, conservaba rasgos arcaicos más acusados (desconocimiento de la escritura y la moneda), además de ofrecer menos recursos agrícolas y/o mineros. No obstante, con el paso del tiempo los romanos decidieron completar el dominio de las tierras peninsulares, lo que garantizaba mejor la seguridad de las comunicaciones y aumentaba la cantidad de recursos disponibles.
Una vez dominada por los romanos, la Península Ibérica conocerá un largo y desigual proceso de aculturación que conocemos como ROMANIZACIÓN.
A través de él los habitantes peninsulares conocerán y asumirán los hábitos socioeconómicos, culturales y políticos de Roma: división administrativa, estructura económica, jerarquías sociales, lengua, vías de comunicación...
Aún hoy los habitantes de esta tierra hispánica conservan gran parte del legado cultural dejado por los romanos: lengua, derecho, tradiciones, monumentos, vías de comunicación...
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