Para comentar el texto INFORME EN EL EXPEDIENTE DE LA LEY AGRARIA de Jovellanos

“Basta Señor, basta ya de luz y convencimiento para que vuestra alteza no declare la entera disolución de esta hermandad tan prepotente, la abolición de sus exorbitantes privilegios, la derogación de sus injustas ordenanzas y la supresión de sus juzgados opresivos. Desaparezca para siempre de la vista de nuestros labradores este concejo de señores y monjes convertidos en pastores y granjeros y abrigados a la sombra de un magistrado público (…) y restitúyanse de una vez su subsistencia al ganado estante, su libertad al cultivo, sus derechos a la propiedad, y sus fueros a la razón y a la justicia.
(…) No son, pues, estas leyes las que ocuparán inútilmente la atención de la Sociedad. Sus reflexiones tendrán por objeto aquellas que sacan continuamente la propiedad territorial del comercio y circulación del Estado, que la encadenan á la perpetua posesión de ciertos cuerpos y familias, que excluyen para siempre á todos los demás individuos del derecho de aspirar á ella, y que uniendo el derecho indefinido de aumentarla á la prohibición absoluta de disminuirla facilitan una acumulacion indefinida y abren un abismo espantoso, que puede tragar con el tiempo toda la riqueza territorial del Estado. Tales son las leyes que favorecen la amortización.
(…) La primera providencia que la nación reclama de estos principios es la derogación de todas las leyes que permiten vincular la propiedad territorial. Respétense en hora buena las vinculaciones hechas hasta ahora bajo su autoridad; pero, pues han llegado á ser tantas y tan dañosas al público, fíjese cuanto antes el único límite que puede detener su perniciosa influencia. Debe cesar, por consecuencia, la facultad de vincular por contrato entre vivos y por testamento, por vía de mejora, de fideicomiso, de legado ó en otra cualquiera forma, de manera que conservándose á todos los ciudadanos la facultad de disponer de todos sus bienes en vida y muerte según las leyes, solo se les prohíba esclavizar la propiedad territorial con la prohibición de enajenar, ni imponerle gravámenes equivalentes á esta prohibición”.
G.M. de Jovellanos. Informe en el expediente de la Ley Agraria. 1795.

La agricultura sigue siendo el sector fundamental en la España del siglo XVIII. Pero su situación no es la más adecuada para afrontar los retos, tanto internos en el propio sector como en su relación con los demás sectores económicos, que se le plantean a la economía española.

En términos generales, la agricultura debía responder al crecimiento demográfico que se estaba experimentando (España pasa en el siglo XVIII de 7 a 10 millones de habitantes). Era evidente la necesidad de incrementar la producción agraria, bien mediante la colonización de nuevas tierras bien gracias al aumento de la productividad bien debido a la diversificación productiva. En cualquiera de los supuestos, este aumento de la producción redundaría en efectos sobre los demás sectores: un aumento del nivel de vida de los campesinos que podría presionar, gracias a la demanda doméstica o empresarial, en un aumento de la oferta industrial y de servicios; un aumento de la mano de obra industrial derivada de la expulsión de mano de obra agraria por el aumento de la productividad y un incremento de materia primas que podría utilizar la industria.
Los análisis que se hicieron durante el siglo XVIII sobre la situación de la agricultura española, además de en las propias circunstancias físicas del campo español (infertilidad de las tierras y clima adverso, esencialmente), incidían en tres factores:
  • La desequilibrada estructura de la propiedad, con un predominio del minifundismo en el norte y del latifundismo en el sur. Ambos modelos presentaban efectos muy negativos para el desenvolvimiento correcto de las actividades agrarias.
  • El excesivo peso de la propiedad amortizada en el total de las propiedades agrarias tenía dos efectos muy perniciosos: un bajo rendimiento de las explotaciones y una escasa cantidad de tierras en el mercado lo que encarecía sobremanera su precio.
  • El estancamiento productivo derivado de las anteriores variables, aunque también consecuencia de una innovación agraria nula, unas condiciones edáficas y climáticas muy negativas, una permanencia de los privilegios ganaderos… era causa de recurrentes crisis de subsistencias (malas cosechas, alza de precios, hambruna).
Ante todo esto, sobre todo en el reinado de Carlos III, y protagonizadas por ministros o intendentes de filiación ilustrada (Campomanes, Olavide, Jovellanos), se producen algunas reformas agrarias a considerar:
  • REPARTO DE TIERRAS COMUNALES (aquellas no cultivadas) ENTRE LOS CAMPESINOS EXTREMEÑOS, reforma después extendida por sus buenos resultados a Andalucía y La Mancha. No obstante, en última instancia, FRACASÓ porque las oligarquías locales lograron hacerse con el control de estas tierras debido a las dificultades de capitalización por parte de los campesinos más pobres.
  • COLONIZACIÓN DE NUEVAS TIERRAS o proyecto de Olavide en Sierra Morena, que introdujo a 6000 colonos holandeses, alemanes y españoles en aquellas tierras provistos gratuitamente (casa, mobiliario, herramientas, ganado y semillas) y creó numerosas poblaciones (La Carolina, La Carlota y La Luisiana como centros poblacionales). Aunque esta medida fue un éxito rotundo, su promotor, Olavide, acabaría ante la Inquisición debido a las presiones de los grupos privilegiados que se sentían agraviados por sus actuaciones.
  • LA LIBERTAD DE MERCADO DE CEREALES (1765) fue adoptada quizás en el momento menos propicio, coincidiendo con unos años de malas cosechas que desembocarían en una nueva crisis de subsistencias, aprovechada por los privilegiados para promover el Motín de Esquilache. No obstante, debido una vez más a la desequilibrada estructura de la propiedad, la libertad de mercado, que debería haber incrementado la productividad, benefició sólo a los grandes propietarios, capaces de resistir los movimientos a la baja de los precios, cosa que no podían hacer los medianos o pequeños campesinos.
  • LA CONSTRUCCIÓN DE OBRAS PÚBLICAS (red radial de carreteras, canales de Castilla e Imperial de Aragón) incidía en la necesidad de CREAR UN MERCADO NACIONAL INTEGRADO Y DIVERSIFICADO DE PRODUCTOS AGRÍCOLAS para hacer frente a las todavía frecuentes CRISIS DE SUBSISTENCIAS.

Aparte de todo lo anterior, durante el reinado de Carlos III se iniciaron tímidamente algunos intentos, generales, de reforma agraria, para lo cual se realizó un expediente informativo. Así, la Sociedad Económica Matritense recibió el encargo de elaborar un informe, tarea que delegó en Gaspar Melchor de Jovellanos. Este ilustrado realiza en su trabajo un análisis muy certero de la situación de la agricultura española del XVIII y una propuesta de soluciones, aunque el peso de los grupos privilegiados hiciese imposible su puesta en práctica. Los privilegios de la Mesta, la amortización de la propiedad, los problemas derivados de unos métodos y técnicas obsoletos… muchos son los problemas detectados por este autor, y por otros ilustrados del XVIII, que después alumbrarían los sucesivos intentos de reforma de la agricultura española en siglos posteriores.

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